No sé por qué pero hoy, mientras me bañaba, recordé esta anécdota digna de publicarse en el blog para que, entre otras cosas, justifique un poco mis cada vez más comunes ataques de risa sin control y sin razón aparentes...
No sé por qué pero hoy, mientras me bañaba, recordé esta anécdota digna de publicarse en el blog para que, entre otras cosas, justifique un poco mis cada vez más comunes ataques de risa sin control y sin razón aparentes...

Esto no lo escribí yo, como alguien me dijo muchas veces: "ojalá lo hubiera hecho..."
Te amo, lento, te amo fugaz.
Te amo, entre las sombras de la misma oscuridad.
Te amo, desde mis paisajes muertos y desde, mis desiertos áridos y secos.
Te amo, desde el amanecer de las rosas.
Te amo, desde el anochecer al amanecer.
Te amo, como no sé amar.
Te amo, sin saber como se ama, ni donde ni cuando te debo amar.
Te amo, desde mis locuras y mis fantasías.
Te amo, en secreto y en voces mudas que grito al mundo.
Te amo, desde mis principios hasta nuestro fin.
Te amo, y no siento miedo a amarte, porque tu amor no me duele.
Tu amor no me lastima, no me mata.
Te amo, porque jamás sabrás que te amo.
Te amo... y no como ama la gente común. No como aman los amantes de madrugada.
Te amo, como aman los seres que no existen. Como aman los seres que no sienten.
Te amo así, porque no se amar de otra manera...
Algún día hablaré con más calma del personaje que es una de las mejores amigas que se pueden llegar a tener y esa es mi Champ (y también después hablaré del personaje que soy yo cuando estoy con ella) Sólo diré que estando juntas, una simple salida a cenar se convierte en TODO menos eso: en simple, y va desde seguir a un motociclista de Sushi Itto (para saber dónde queda el lugar en cuestión) e ir a realizar las entregas correspondientes, hasta invocar al amor platónico de la adolescencia de alguna y EFECTIVAMENTE encontrarlo por casualidad y de manera totalmente inesperada (y así fue, lo juro)


