viernes, 27 de noviembre de 2009

"Inaccrochable"

Hace dos años (más o menos) empecé a leer "París era una fiesta", de Ernest Hemingway.

La verdad me gustó mucho, muchísimo... aunque también tardé mucho en leerlo (casi un año en el que lo dejé y lo retomé varias veces).

Fue un libro difícil de digerir porque, claro, es muy descriptivo y habla de barrios, cafés y personajes de aquella época pero también habla de sensaciones, olores, sabores, paisajes y cosas muy propias y específicas de París.

Bueno, esto sirve un poco a manera de introducción para luego poder poner mi parte favorita del libro. A mi me pasa que hay un punto en el libro, o más bien en la lectura, en el que sé con toda certeza que ya estoy dentro de la historia. No sé cómo describirlo, es como esa parte que me engancha, que (un poquito, por qué no) me enamora, que me guiña el ojo y ya... no hay vuelta atrás: entro a esa dimensión.

A continuación voy a poner la frase en contexto y ya... en esta ocasión, me voy a ahorrar mi comentario al respecto y que cada lector interprete lo que guste.

Ernest suele ir con su esposa Hadley (su primera esposa) de visita a casa de Miss Stein y la "amiga" con quien vivía para tomar el te. Miss Stein es una mujer sin problemas económicos y, bueno, Ernie y su esposa eran "muy pobres pero muy felices". En algún momento de la plática, Miss Stein empieza a leer los cuentos escritos por Hemingway y se refiere a uno en particular titulado "Allá en Michigan"...

"Es bueno -dijo-, eso no se discute. Pero es inaccrochable: no se puede colgar. Quiero decir que es como un pintor que pinta un cuadro y luego cuando hace una exposición no puede colgarlo en público y nadie se lo va a comprar porque tampoco pueden colgarlo en una habitación."

jueves, 5 de noviembre de 2009

Combigotes

En este espacio hablo de muchas cosas que me pasan, hablo de la gente que quiero y (a veces) de la que dejo de querer.
Pero hay un personaje (o más bien, un integrante) en mi familia del que no había hablado... hasta hoy: la combi.
La combi se integró a mi familia cuando yo tenía unos 10 años. En ese momento era el miembro más joven de la familia y, además, el consentido. La verdad es que mi papá hacía mucho tiempo que quería una y cuando se encontró con esta fue amor a primera vista LITERAL: tenía una parrilla (si es que así se llama) cromada en la parte de arriba, era azul polar y recuerdo perfecto el sonido de su motor.
En ella hicimos muchos viajes, íbamos de paseo, de excursión... lo mejor de todo es que TODO cabía en la "Combigotes" maletas, alimentos, familia, amigos, primos, agregados, etc.
Pasó el tiempo y (la verdad) la combi empezó a pasar de moda. A mi mamá ya no le parecía tan cómoda y dejó de manejarla. A mi me gustaba cuando mi papá me llevaba a la Universidad y tocaba el claxon para despedirse. Cuando yo aprendí a manejar (que aprendí bastante tarde)AMABA subirme en la combi porque los cambios de velocidad eran más sencillos y podía verlo todo (yo soy pequeñita... pero montada en la combi me sentía más poderosa que Lola, la trailera) Me gustaba tanto que un poco en broma y un mucho en serio le decía a mi papá: "Papá, cuando te salgan alitas no me dejes nada... sólo la combi" Mi papá sonreía y asentía con la cabeza.
Tristemente, el año pasado (en mayo, creo) mi lindo Papá sacó a la combigotes de la casa para irse a trabajar pero antes, fue a comprar el periódico y se le hizo más fácil ir caminando...
Cuando regresó, la combi ya no estaba... por supuesto levantó una acta y le dijeron que aparecería pero esto no pasó.
Por demás está decir que no volvimos a ver nuestra combi... mi papá no menciona el asunto y cuando alguien toca el tema, mi papá hace uno o dos comentarios pero de manera muy escueta y ya, fin del tema. Yo sé que esto dejó muy triste a mi papá. Bueno, hasta mi mamá le lloró y Padilla se enojó (para variar) porque al final, todos sabemos que con la combi se fue una época.