lunes, 12 de octubre de 2009

Locos y cuerdos


Los locos dan festines y los cuerdos son los invitados.

Los locos viven inventando mundos y los cuerdos en mundos inventados.

Los locos crean castillos y los cuerdos los habitan.

Los locos son mitad sueño y los cuerdos sueño a la mitad.

Los locos son la poesía, los cuerdos quienes redactan.

Los locos son personajes y los cuerdos los actores.

Los locos crean la música, los cuerdos son los escuchas.

Los locos son la pintura y los cuerdos sólo pintan.

Los locos viven en muchos mundos y los cuerdos en la tierra.

Los locos se sienten libres y los cuerdos los encierran.


Andrea Montiel Levy


P.S. Gracias Doc

viernes, 2 de octubre de 2009

La maldición del mentol, la bugambilia... y el ocote.

La historia que a continuación relataré es total y absolutamente verídica (como todo lo que en este blog se escribe).
Una vez aclarado lo anterior, empiezo...


Pues nada, que ayer amanecí con dolor de garganta y con el cuerpo cortado (la verdad es que no me enfermaba desde enero del 2008 y creo que esa vez ni siquiera me dio tan fuerte). Desde el primer momento de ayer, descarté tanto la influenza porcina como la aviar, sabía que este resfriado era cosa de tomar muchos líquidos, dormir bien y no salir de casa... aún así me levanté de la cama y empecé a buscar unos papeles porque era fecha límite para entregar mi avance de tesis. Al despertarme no me sentía tan mal pero al llegar a la Universidad yo ya no daba una. Además, con el calor del camino de regreso, me puse peor y ya hoy me lloraban los ojos, me chorreaba la nariz, tenía mucha tos y la garganta me ardía más.
Ayer pasé una noche fatal pero hoy dormí toda la mañana y parte de la tarde.
Mi mamá (quien todavía trae a mi tía Lucas y a sus ataques de hipocondría en la cabeza) me vino a ver hoy en la tarde, cuando desperté y me dijo: "Voy a salir, regreso en la noche... pero te dejo una jarrita con te. Le puse hojas de mentol, flores de bugambilia y un pedacito de ocote, esta receta me la recomendó Miss Lupita... verás que con la segunda tasa (ejem... "taza") te sientes como nueva y dejas de toser".
Me quedé un rato más en la cama pero, cuando me despabilé (¡...cómo me encanta esa palabra!) me serví una tasa (¡¡..."TAZA" güey!!). La endulcé con miel y le di el primer sorbo... me voy a reservar las palabras que en ese momento afloraron y sólo diré que, honestamente, no creo haber probado nunca algo tan pero TAN amargo y desagradable. Le puse 2 ó 3 cucharadas más de miel y lo volví a probar pero aún así el sabor era como para morirse (o mínimo para hacerle un homenaje a Linda Blair, digno de "El Exorcista"). Pues con eso tuve, sólo fueron dos sorbos pero, como si la receta fuera la del destapacaños más efectivo, y sin entrar en detalles escatológicos, la dosis hizo un efecto secundario inesperado y poco agradable.

Cuando mi mamá regresó, me saludó con un: "¿cómo te cayó el té?" Y, como dice el chiste, yo sólo contesté: "sabe HORRIBLE Pachola... eso sí, desde que me lo tomé, ¡ya me da miedo toser!"

Sea por Dios...