sábado, 25 de diciembre de 2010

Querido Santa Claus...


¡¡¡Quiero ser una zorra!!!
Sí, eso es lo que quiero este año.

Y es que el otro día vi a una de cerca en plena acción. Voy a describir cuál fue mi percepción y el por qué de mi (extraña) petición.

Resulta que hace unos días fui a desayunar con mi súper guapo y en la mesa de junto había una pareja normal: platicaban, desayunaban, se hacían "arrumacos" y siempre se colaba cada dos o tres frases el típico "Mi Amor".
El hombre era bastante normal, moreno, guapetón... ella tenía el pelo rubio y rizado hasta la cintura, una blusa sin espalda, unos jeans que más que habérselos puesto, se los dibujo esa mañana y botas negras arriba de la rodilla. Digamos que era como la joyería de fantasía: bonita pero corriente, de muy buen cuerpo pero con cara de 2+2=5... bruta, bruta pero eso sí, de tonta no tenía un pelo.

Pues en el transcurso del desayuno, el celular de ella sonó en más de una ocasión pero (después de ver quién le estaba llamando) lo volvía a guardar en la bolsa sin contestarlo.
Después de un rato, el hombre se levantó al baño y mientras ella pedía un "muffin de cereza, please" empezó a marcar su teléfono. Obviamente sólo escuche su parte del diálogo, que fue algo así:
-Hola mi Cielo, cómo estás?? No sabes qué rico estamos desayunando... estábamos tan entradas en el chisme que no escuché tus llamadas... sí mi Amor, ahorita Pao se levantó al baño pero ya casi nos vamos... ajá, sí!! ahorita me estoy comiendo un muffin bien rico...

En eso llegó su acompañante, yo aquí empecé a sufrir un poco pero ella ni se inmutó, al contrario: le agarró la mano, le cerro el ojo y siguió hablando por su celular:
-Ya luego te cuento, te mando un beso... yo también te amo mucho... Bye!

El acompañante le preguntó quién era, ella le contestó con cara de flojera un escueto: "Ash, si ya sabes para qué preguntas? (aventó el teléfono en la bolsa y siguió) ...mejor, pídeme un capuccino, no mi Amorcito?" y mientras le sobaba la mano, ¡¡el bruto le pedía el dichoso café al mesero"

A los 5 ó 10 minutos los dos salieron: él, abrazándola con cara de bruto-enamorado... ella, abriendo su bolsa para sacar (con cara de fastidio) un gloss para los labios y (otra vez) su celular.
La verdad no sé qué pensar de estas mujeres (llamémoslas zorras, bitches, como quieran) porque la verdad es que se la pasan bomba, no se clavan, salen con quien quieren (porque más de uno anda como perro detrás de ellas) y son princesas: las llevan a donde se les antoja, les cumplen TOOOOOOOOODOS los caprichos, las apapachan en todo momento y basta con que ellas apenas piensen en lo que quieren para que el bruto-enamorado en turno se los conceda (a los no-brutos-enamorados-comunes-y-corrientes hay que pedirles de manera constante: "vamos a bailar, vamos a salir, vamos..., vamos..., vamos..." y esto, muchas veces, sin obtener la respuesta deseada) con las zorras es al revés, ellos ruegan y ellas lo tienen que pensar.

Puede ser que a ellas no las tomen muy en serio, que sea algo pasajero, que tenga caducidad, etc, etc... pero conozco a mujeres con relaciones de pareja (ya sean noviazgos o matrimonios) a las cuales, al final del día no las tomaron en serio pero TAMPOCO LAS TRATARON COMO PRINCESAS (aunque ellas se portaran como tales)

¿Qué será? ¿...la actitud que tienen las bitches?, ¿...que el hombre quiere lo que no le pertenece?, ¿...el saber que de hecho está relación está condenada a durar poco... y por eso se disfruta más... o mejor? Ni siquiera voy a ponerme a pensar en quién utiliza a quién, sólo diré que aquí cada quien tenía lo que quería y todos parecían felices...
Pero, ¡qué triste!, ¿no?