miércoles, 2 de septiembre de 2009

coincidencias

Siempre me han gustado las coincidencias, los nuevos caminos que se abren a nuestro paso y la sincronía que existe en el mundo (hay coincidencias buenas y malas... pero en este caso, hablaré de las primeras).
Claro que me asombra cuando esto sucede porque, por mucho que me gusten, invariablemente me toman por sorpresa. Y es que la belleza de estos encuentros consiste en dejar que ellos se tropiecen con nosotros (y nunca al revés)

Hay sucesos que son profundamente significativos, sobre todo por la cantidad de casualidades que fueron necesarias para formalos. Es la casualidad (más que la rutina y la monotonía) la que a mi me llama la atención.

Lo interesante y maravilloso de estos sucesos es que surgen de forma impensada; imprevista. Al menos para mí así fue... el encuentro de hace un año fue algo espontáneo, como dos rayos que pegan en el mismo lugar, dos sucesos inesperados que simplemente coinciden. Por eso ha sido de los encuentros más lindos que he vivido, sucedió sin que yo me diera cuenta muy bien de lo que ocurría, poco a poco y justo cuando tenía que ser.

Alguien me dijo una vez: "no es coincidencia, es providencia" ...yo nunca he estado más de acuerdo