domingo, 21 de febrero de 2021

Shaggy

En 1994 entré a la preparatoria. Además de ser un cambio importante, por ser el último escalón antes de Universidad, se vio marcado por el hecho de que nuestra escuelita sólo para niñas se convertía en mixta. O sea que, después de 12 años de convivir sólo con mujeres, el colegio (como la vida) ahora era rosa y azul.

Mi salón era 4°C y al entrar vi un mundo de niñas y solamente 9 niños, los cuales OBVIAMENTE se sentaron todos juntos. Después de la 1era o 2da clase del día, llegó la titular y nos dijo: "Ahora vamos a sentarnos por orden alfabético" (esto para saber dónde estaba cada alumno pero, además, ayudaba a que los niños se mezclaran y convivieran con todas las "simonas")
Resultó que adelante de mi se sentó Omar: era delgadísimo (como yo) moreno, muy tranquilo y muy sonriente. Él escuchaba que todas mis compañeras me decían rana, así que el también me decía así.
El uniforme de todos los días era falda tableada y suéter azul, abierto para las niñas y pantalón gris y suéter azul, cerrado para los niños pero un día a la semana TODOS íbamos de pants para la clase de deportes (cuando Omar se quitaba la chamarra yo la confundía con la mía, por eso sabía que éramos la misma talla. Los dos igual de flacos!) 
Omar tenía muchas admiradoras pero siempre creí que era porque estar cerca de él era increíble. Era realmente muy gracioso, estando cerca de él yo me reía mucho... pero hasta hace poco entendí que a mí me caía bien porque él tenía la paz que a mí me faltaba. Yo siempre llegaba (tarde) corriendo al salón, era una niña muy ruidosa, gritaba y siempre me reía a carcajadas. A él siempre le escuché el mismo volumen de voz, nunca llegaba tarde y siempre tenía una mirada profunda, pensativa.
Total que ese primer año de preparatoria todos los niños se divirtieron mucho porque siempre había una niña que estaba dispuesta a pasarles la tarea, la lectura de la semana, apartarles una cancha de voleibol en el recreo, invitarles el lunch, etc. (Omar no fue la excepción) y voló muchas materias así que él prefirió irse antes que presentar los exámenes extraordinarios y quedarse en la misma escuela.
Yo lo seguí viendo porque vivía cerca de mi casa aunque claro, ya no era todos los días pero nos encontrábamos siempre en los lugares comunes. 
Omar se casó con la novia que tuvo desde que entró a prepa y, después tuvo un bebé precioso. Y, saben una cosa? Yo era feliz cuando mi amigo me contaba lo ilusionado que estaba en cada etapa. La verdad es que no era demasiado expresivo pero, cuando platicaba algo, parecía que era la primer persona del mundo a la que le pasaban esas cosas y con apenas algunas frases contagiaba esa felicidad.
Luego, cuando se separó y me lo contó fue muy triste y escuchar cómo extrañaba esa parte de su vida, me partía el corazón.
Lo curioso es que Omar y yo pocas veces quedamos para vernos (tal vez una o dos). Pero siempre que nos veíamos era porque nos encontrábamos por casualidad y fue en uno de esos encuentros fortuitos que después de saludarme me miró y me dijo: "A ver rana, cuéntame... te vas a casar, verdad?" Ese tipo de cosas me sorprendían mucho de mi amigo porque no convivíamos tanto pero pienso que era el hecho de observar las cosas y a las personas con calma lo que hacían que él pudiera ver ese cambio en sus amigos. Yo me reí y le dije que sí, que estaba enamorada y mi súper guapo y yo nos queríamos casar pero no queríamos nada demasiado grande. "Tal vez vamos al registro civil y nada más", le dije. Él me tomó la mano y me dijo: "Rana, escucha esto que te voy a decir. Yo no me arrepiento de la boda que tuve y es de los días más felices de mi vida. Si lo haces, hazlo bien. No quiero que me invites, sólo quiero que no te lo pierdas" se despidió y se fue. Omar era algo así como un cometa, nunca sabías cuándo lo ibas a volver a ver. A los meses, ya teníamos fecha y lugar... y otra vez, ¡nos volvimos a encontrar!

R- "Ya tengo fecha y lugar! Vas a estar ahí, verdad Omarcito?" 

O- "Sí rana, es un hecho"

(ese día, nos vimos en el súper. Cuando salí a buscar mi coche, ya se lo había llevado la grúa. Omar y yo caminamos hasta mi casa y luego, se volvió a ir)

El día de la boda fue increíble, su llamada fue lo que me despertó. Con su voz tranquila me dijo: "ya estoy aquí, desayunando en el hotel... y aquí conmigo está tu maquillista". Me apuré, me bañé en 3 minutos y bajé a verlos. Él me tomó una foto antes de que todo empezara y me la mandó al teléfono con el mensaje: Disfruta!
Durante la boda todos bailamos, nos reímos y otra vez, Omar se fue. Él era quien siempre me llamaba y, cuando lo hacía, yo le decía que siempre: "por qué me llamas siempre cuando estoy más ocupada?!", pero creo que su voz tan tranquila me daba paz cuando yo me encontraba más estresada.

Unos días antes de la Navidad del 2020 sonó mi teléfono y era él. Ahora su voz sonaba temerosa y me dijo: "Ranita, tengo Covid..." Platicamos una hora de eso y de otras cosas. Yo sé que lo estaban atendiendo y sus amigos estábamos al pendiente. Nunca pensé que las cosas se fueran a complicar tanto, ni tan rápido.
El 1ero de enero, intubaron a mi amigo. Todos los días recé y le pedí a Dios por él, porque nos dejara a este flacucho al que le faltaban muchas cosas por hacer. Un día encontré los datos de su hermana gemela y la conocí por teléfono. Ahí entendí que mi amigo era una persona increíble porque venía de una familia increíble. Ella también tenía miedo y estaba enojada porque no podíamos hacer nada mas que rezar y pedir un milagro.
El 21 de enero mi amigo murió. Así, nada más... Omar se murió. 

Él fue el primero de mis amigos en casarse, en tener un hijo y ahora, en irse al Cielo (porque sé que está ahí) 

Omar será toda la vida mi amigo cometa, él aparecía cuando más lo necesitaba y ahora me cuesta mucho entender que no me lo voy a encontrar en la calle, en el cine o en la fila del súper. Me van a hacer falta sus llamadas de la nada, sólo para saludar... él siempre tuvo las palabras y la calma que a mí me hacían falta.

Mi querido Shaggy, algún día nos volveremos a ver... es un hecho.