sábado, 23 de mayo de 2009

Dedicado a mis pelos de alambre

"Vivir despeinada..." Sólo así: disfrutando cada momento, cada experiencia y cada afecto (sin poses) seríamos mucho más felices.

En este mundo lo rico engorda, lo lindo sale caro, el sol que nos alumbra arruga y lo realmente bueno de la vida despeina: reir a carcajadas, viajar, volar, correr, nadar en el mar, quitarse la ropa, besar a la persona amada, jugar, cantar, bailar, hacer el amor... todo esto ¡deja el pelo irreconocible!

Así que, aunque voy a vivir con el cabello despeinado, sin duda estaré pasando por el momento más feliz de mi vida.
Es ley de vida, siempre va a estar más despeinada la mujer que va en el primer carrito de la montaña rusa que la que elija no subirse.
Por eso al vivir hay que entrégarse y comer rico, besar, abrazar, bailar, enamórarse, relájarse, viajar, saltar, acostarse tarde, levántarse temprano, correr, volar, cantar, estar cómoda, admirar el paisaje, disfrutar y despeinarse.
Lo peor que podría pasar sería, tener que volverse a peinar...

jueves, 7 de mayo de 2009

¡¡Sí se parecen!!

Para mí, los últimos días han sido de mucho trabajo, de muchas llamadas telefónicas y de mucho pensar (porque como no se puede salir ni a la esquina mas que con escafandra y el highlight de mi semana es ir al "súper") pues eso: introspección.
Pero también han sido días agitados gracias a mi familia, y es que somos una muy buena (y mexicana versión en los dos primeros casos) de los Monsters, los Locos Adams y/o la familia Burrón. A eso estoy acostumbrada... sólo que esta semana tuvimos lo que podría considerarse como un capítulo especial, algo así como un: "la tía Lucas visita a la familia Burrón"
Bueno, todo esto empezó el martes, con una llamada pasada la media noche en la que la tía Lucas llamaba a la matriarca de mi loca familia diciendo que no se sentía bien y no quería pasar la noche sola... pero esperaría unos minutos para ver si su situación mejoraba. Esto obviamente puso mi loca casa más loca y de cabeza. Pasaron los diez minutos y, el diagnóstico (dado por la tía Lucas, una especialista en la materia) era: "Mal del Sambito, estoy segura!!". Por lo que decidimos que lo mejor era, para dormir tranquilos y para evitar más llamadas nocturnas, pasar a recoger a la citada tía en 15 minutos a partir de que colgaran. Bueno, pasaron 3 minutos y la tía Lucas VOLVIÓ A LLAMAR, diciendo que llamáramos a una patrulla porque oía (literal) pasos en la azotea y seguro estaban a punto de tratarla "de asaltar, de timar, de estafar y de robar" ...si bien le íba.
Ya no quiero entrar en más detalles pero fue una noche MUY larga, sólo diré que todo terminó... digamos bien porque: número uno, los pasos en la azotea fueron falsa alarma (creemos que los asaltantes huyeron pero no dudamos ni por un momento de su existencia, ni de sus terribles intenciones) y número dos, el mal del Sambito está disminuyendo poco a poco (aunque podría recaer en cualquier momento, no cantemos victoria).
A veces no sé qué pensar, ¿¿conocen a esos personajes en la familia que son un caos?? Esos que vemos y decimos: "pero, ¿¿ de dónde salió?? ¿¿seré yo la única persona que se da cuenta de lo disfuncional que es, de sus mañas, de su estira y afloja, de sus berrinches y de sus caprichos?? y justo cuando uno está pensando eso y cree que podrá resolver el acertijo familiar ¡¡SOPAS!! llega el personaje en cuestión y dice esas terribles (pero bien musicalizadas palabras por Don Alberto Aguilera, aka "JuanGa") TE PARECES TAAANTO A MI.
"¡¡Mocos!!", pienso mientras esbozo una sonrisa y suelto una risilla por no soltar un: "Ni Dios lo mande..."
Y es que esto viene a colación porque el otro día estaba viendo un programa de enigmas médicos. Ahí presentaban varios casos y decían que cosas como la diabetes, la bulimia, la anorexia, la bipolaridad y demás son enfermedades que por lo general no se presentan de manera aislada, sino que las padecen varios integrantes de una misma familia: si una mujer sufre de anorexia, es adecuado que le pregunte a su madre, a sus tías e incluso a la abuela sobre sus trastornos alimenticios.
Así qué, si mi familia está loca, hay grandes probabilidades de que yo (algún día) empiece a tener movimientos involuntarios, pérdida de funciones intelectuales, demencia y problemas psiquiátricos. Obviamente soy sarcástica con el auto-diagnóstico que mi tía hace en cuanto al mal del Sambito pero... y si sí??
Lo que me tranquiliza es pensar en la otra opción y es que hay cosas que, aunque se parecen, no son iguales.

Chequen:










































































Sea por Dios...