La semana pasada la Princesa Aiko estaba triste. La razón era "acoso escolar", ella dejó de asistir al colegio porque ya tenía dolor de estómago y algo de ansiedad.
La semana que acaba de terminar también estuvo llena de ansiedad para mí, de adrenalina y de alguna desilusión.
A media semana tuve la esperada reunión con mis sinodales y, el día de hoy, mi tesis es un sinónimo de cambios y más cambios.
Bueno, no hay que cambiarlo todo... pero sí hay mucho que hacer, arreglar, mover, leer, estudiar, preguntar y trabajar a la voz de YA (si quiero titularme antes de la Princesa Aiko llegue al trono, por ejemplo).
Tuve también una interpretación en acapulco. Tanto el tema de la interpretación como el salir de las traducciones para hacer de este tipo de viajes algo más rutinario, me tenían muy emocionada pero toda esa emoción se convirtió en algo que yo no esperaba. El evento, desde el principio, estuvo mal organizado (por la agencia de interpretación, no por el cliente). La dirección del hotel estaba equivocada. No nos dieron los viáticos desde el principio y hubo miles de cambios a última hora. Además, los técnicos sentían que estaban a cargo del evento, de nosotras y de TODO lo que ocurriera en el hemisferio occidental, basicamente). Otro "detalle" fue que al no tener los textos hubo omisiones que al cliente no le gustaron. Desgraciadamente, una solicitud que inició como un: "quiero que mejore la calidad de la interpretación" derivó (por malos entendidos) en: "quiero cambio de intérpretes".
Es cierto que estos técnicos no tenían ni idea de cómo tratar a aquellos que caminamos erguidos, comemos con cubiertos y sabemos que 2+2 son 4... es más, un orangután hubiera tenido más tacto que ellos (y un aliento más fresco). Pero realmente no me ofendí, incluso cuando ellos mismos pidieron que la interpretación continuara (porque el cliente quería que siguieramos en el evento) tanto mi compañera como yo lo hicimos de manera impecable y me atrevo a decir que sin fallas.
Después, y por una confusión estúpida (es decir, por enseñarle a un intento de orangután cómo usar el nextel) ya venían en camino 4 intérpretes más y nosotras ya no teníamos ni habitación, ni textos, ni evento. Las cosas no terminaron tan mal para nosotras y aunque (repito) yo no me ofendí por el trato de los técnicos, sí minaron un poco mi seguridad como intérprete.
Afortunadamente, hoy tuve una interpretación con un francés maravilloso y muy simpático... es el fundador y presidente de una red social para profesionistas (http://www.viadeo.com/) y aunque fue una entrevista para radio y la cosa fue bastante sencilla, yo en un principio tenía miedo de volver a montarme en un caballo que hace unos días me había tirado. Al final, mi participación fue muy breve pero lo hice muy, muy bien, sin que la voz me temblara.
Sé que todos tenemos días malos pero en este caso yo me quedo con lo bueno, tomando nota de lo malo para que no vuelva a ocurrir y seguir haciendo lo que sé, lo que tanto me gusta y me hace feliz y hacerlo sin miedo.
Por cierto, la Princesa Aiko hoy ya regresó al colegio... y ya no tiene miedo.
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