...dice el flaco, de ahí en fuera, nada malo le veo.
Bueno no, sí hay algo peor y es cuando llegan los recuerdos... y no podemos soltar.
El otro día, una gran amiga (y compañera de trabajo) platicaba conmigo. Ella piensa y piensa en un israelí... lo malo es que no puede dejar de pensarlo. "¿Por qué no lo puedo olvidar? ¡¡EXPLÍCAME!!" (hace una pausa y se queda con la mirada fija y enciende su cigarro). Luego, continúa diciendo: "lo nuestro pasó hace ya casi dos años... y no hay día en el que no me acuerde de él. Seguramente él está fresco como una lechuga, su vida siguió y ya ni se acordará... pero yo no puedo, lo pienso todos los días y me pongo triste al recordarlo."
Yo no sé qué decirle, ya no sé que decirle. No sé si él tendría que hablar con ella y dar por terminado algo que obviamente (al menos, para él) se acabó hace mucho tiempo, o si es ella quien tiene que ponerle punto final a las cosas sin necesidad de aclaraciones de nada, ni de nadie.
No sé, no sé por qué las mujeres son de una forma y los hombres... son de la forma que son. A veces siento que las mujeres quieren que los hombres lo expliquen todo, que aclaren las cosas, que llamen a cada cosa por su nombre.
Porque las mujeres no quieren imaginar, quieren saber, quieren estar seguras... quieren que ellos lo digan, ¡¡QUE LO DIGAN!! ¡¿Será mucho pedir?!
Lo malo de esto es que, cuando finalmente los hombres dicen: "se acabó", "no te quiero", "te confundiste", "vamos a ser amigos", las mujeres piensan en una o más de las siguientes posibles razones ocultas:
- bueno, el tiempo le hará cambiar de opinión...
- tiene miedo...
- está confundido...
- en el fondo sí me quiere pero... (alguna de las anteriores)
- está diciendo una cosa pero piensa otra...
- un día se dará cuenta de que en realidad está enamorado de mí y dejaré de ser su amiga... (variante de "el tiempo lo hará cambiar de opinión" para las que están/estuvieron/estarán enamoradas de un amigo)
Y al final de todos estos supositorios, las mujeres rematan con la idea fija en la cabeza de que seguramente ESE DÍA el hombre en cuestión les declarará su profundo e infinito amor. Siguiente paso, la mujer se pone en pausa y secretamente espera a que "ESE DÍA" llegué (mientras esa actitud de "pausa" no las deja vivir, además de que aleja a todos los demás hombres... sean o no posibles candidatos)
En el fondo, MUY en el fondo sé que "ese día" no llega y sé que todas lo sabemos... pero si lo sabemos ¿por qué no soltar?, ¿por qué es tan difícil?, ¿por qué las mujeres no perciben esa realidad que para los hombres parece ser tan evidente?.
No tengo una respuesta... es más, ni siquiera tengo una hipótesis. Lo único que creo es que las personas (en general) son, es decir, existen mientras las pensamos. Tal vez para olvidar, para soltar, no sea necesario saber qué piensa la otra persona, qué la orilla a pensar o a actuar de cierta manera, puede ser que sea suficiente con querer olvidar... es más, ni siquiera hay que hacérselo saber, basta con empezar a practicar poco a poco y soltar tantito cada día (o de jalón pero soltar al fin y al cabo).
Un día escuché... (la verdad no recuerdo en dónde, ya es muy tarde y tengo sueño... así que trataré de ser lo más clara posible) ...decía que, un día escuché algo así como que deberíamos recordar lo fácil que fue olvidar a ciertas personas: dimos vuelta a la página y al otro día casi no recordábamos ni los gestos, ni los gustos de ese "individuo fácil de olvidar". Es más, ni le extrañábamos y hasta nos sentíamos liberados... pues es ahí, JUSTO AHÍ cuando debemos agarrar bien fuerte ese recuerdo y entender que, así como fue de fácil para nosotros en algún momento, para alguien más (seguro) somos así de fáciles de olvidar.
Después de todo, TODOS LOS DÍAS la gente se levanta, respira y reinicia...
jueves, 18 de marzo de 2010
lunes, 15 de marzo de 2010
Siento dentro un grito que no puedo interpretar...
Pues Sanz regresó a México... después de casi 3 años, volvió.
En los conciertos del 2007 mi historia era otra (como siempre lo es, todos cambiamos) yo recuerdo aquellos conciertos como algo maravilloso porque en todos (a los que fui) canté, bailé y me emocioné mucho.
Esta vez las cosas eran un poco distintas. En unas semanas me voy a titular y obvio el examen cuesta (también las lecturas por parte de los sinodales y demás trámites) además de que tengo que cubrir otros gastos. Por lo anterior, asistir a uno de los conciertos de Sanz (al menos este año) no era una posibilidad.
Mi súper cómplice Champiñón me invitó a la rueda de prensa y vi a quien solía ser mi obsesión a unos 3 ó 4 metros de distancia. Se veía bien, delgado y sonriente... nada más.
Después vino la pregunta de mi Champito: "¿Y... para cuándo compro los boletos?" mi respuesta fue: "no en esta gira Champ, tengo muchos gastos", fin del tema.
Pasaron los días y la verdad (la mera y puritita verdad) yo no me sentía afligida por no asistir al concierto. Había días en los que veía la publicidad en la calle o en la tele y pensaba: "ah claro, Sanz está dando conciertos... ¿¿ya los habrá dado todos??", luego hacía cuentas, lo volvía a descartar y seguía como si nada.
Pero un día (el día del penúltimo concierto) J.J. llegó con una sorpresa: "Tengo 2 boletos para tí, para que vayas a ver a Sanz", me dijo. En un principio eran para mí y para mi Champo... pero ella OBVIO ya tenía boletos para ese día, así fue a J.J. a quien le tocó utilizar ese otro boleto. En ese momento a mí me dio mucha emoción... a él, no tanto.
El concierto estuvo bien: yo canté algunas canciones pero ya no me las sé todas, no estuve de pie todo el concierto, ya no me emocioné cuando cantó "aquello que me diste" y no me importó estar el la fila "S" (está por demás decir que tengo la absoluta certeza de que no me vio)
Sí me gustó... porque es Sanz, por sus canciones, porque estar ahí me trajo un millón de recuerdos, porque antes de él (qué ñoña me voy a escuchar) pero nunca NI PLATÓNICAMENTE me había enamorado, nunca había vivido tantas cosas, tantas risas, anécdotas, corretizas, llantos, "idas de pinta", confusiones, metidas de pata, tonterías... nunca le había dedicado tanto tiempo a algo que me gustara, nunca tanto de tantas cosas.
En los conciertos del 2007 mi historia era otra (como siempre lo es, todos cambiamos) yo recuerdo aquellos conciertos como algo maravilloso porque en todos (a los que fui) canté, bailé y me emocioné mucho.
Esta vez las cosas eran un poco distintas. En unas semanas me voy a titular y obvio el examen cuesta (también las lecturas por parte de los sinodales y demás trámites) además de que tengo que cubrir otros gastos. Por lo anterior, asistir a uno de los conciertos de Sanz (al menos este año) no era una posibilidad.
Mi súper cómplice Champiñón me invitó a la rueda de prensa y vi a quien solía ser mi obsesión a unos 3 ó 4 metros de distancia. Se veía bien, delgado y sonriente... nada más.
Después vino la pregunta de mi Champito: "¿Y... para cuándo compro los boletos?" mi respuesta fue: "no en esta gira Champ, tengo muchos gastos", fin del tema.
Pasaron los días y la verdad (la mera y puritita verdad) yo no me sentía afligida por no asistir al concierto. Había días en los que veía la publicidad en la calle o en la tele y pensaba: "ah claro, Sanz está dando conciertos... ¿¿ya los habrá dado todos??", luego hacía cuentas, lo volvía a descartar y seguía como si nada.
Pero un día (el día del penúltimo concierto) J.J. llegó con una sorpresa: "Tengo 2 boletos para tí, para que vayas a ver a Sanz", me dijo. En un principio eran para mí y para mi Champo... pero ella OBVIO ya tenía boletos para ese día, así fue a J.J. a quien le tocó utilizar ese otro boleto. En ese momento a mí me dio mucha emoción... a él, no tanto.
El concierto estuvo bien: yo canté algunas canciones pero ya no me las sé todas, no estuve de pie todo el concierto, ya no me emocioné cuando cantó "aquello que me diste" y no me importó estar el la fila "S" (está por demás decir que tengo la absoluta certeza de que no me vio)
Sí me gustó... porque es Sanz, por sus canciones, porque estar ahí me trajo un millón de recuerdos, porque antes de él (qué ñoña me voy a escuchar) pero nunca NI PLATÓNICAMENTE me había enamorado, nunca había vivido tantas cosas, tantas risas, anécdotas, corretizas, llantos, "idas de pinta", confusiones, metidas de pata, tonterías... nunca le había dedicado tanto tiempo a algo que me gustara, nunca tanto de tantas cosas.
Hubo momentos en los que me quedé en la butaca, sentada... nada más viendo el concierto. A veces platicaba con J.J., le contaba de qué se trataban las canciones (porque él me lo dijo, y ahora lo entiendo, "no se entiende lo que canta") otras veces nos reíamos de los gritos (o las lágrimas) de otras fans... hasta tiempo hubo de jugar con el celular y tomar fotos del concierto, de mí en un intento de ser una fan decente y cantar de pie o de la barriga que se le desbordaba a una fan enloquecida, que berreó cada canción y tuvo la desgracia de sentarse atrás de nosotros (esto luego se me hizo un poco cruel, ahí me dio mucha risa... Papá Dios me castigará con una hija barrigona, lo sé)
Esta vez fue algo muy distinto tener un acompañante masculino sentado a mi lado... que no entendía por qué tantos gritos, que se tallaba los ojos cuando las luces le daban de frente, que bostezaba entre canción y canción, que no reconocía ni corazón partí'o... pero que cuando me veía feliz, sonreía.
Al final el concierto cumplió su cometido y sí fue una sorpresa, algo así como ver a un "amigo" al que no se veía desde hace mucho tiempo (un "amigo" con muchas "amigas" que pagan por ir a verlo y le gritan cuando canta, cuando baila y cuando toca la guitarra... pero amigo al fin y al cabo) y así como pasa con alguien a quien no hemos visto en mucho tiempo, sientes emoción, da gusto verlo, ver que él está bien y que tú también estás bien. Lo raro es darse cuenta de que (y no sé como "interpretarlo") pero después de ese tiempo de no verse, los dos han cambiado... ya no es lo mismo que antes y ya no hay tantas cosas en común.
lunes, 8 de marzo de 2010
La Princesa está triste...
La semana pasada la Princesa Aiko estaba triste. La razón era "acoso escolar", ella dejó de asistir al colegio porque ya tenía dolor de estómago y algo de ansiedad.
La semana que acaba de terminar también estuvo llena de ansiedad para mí, de adrenalina y de alguna desilusión.
A media semana tuve la esperada reunión con mis sinodales y, el día de hoy, mi tesis es un sinónimo de cambios y más cambios.
Bueno, no hay que cambiarlo todo... pero sí hay mucho que hacer, arreglar, mover, leer, estudiar, preguntar y trabajar a la voz de YA (si quiero titularme antes de la Princesa Aiko llegue al trono, por ejemplo).
Tuve también una interpretación en acapulco. Tanto el tema de la interpretación como el salir de las traducciones para hacer de este tipo de viajes algo más rutinario, me tenían muy emocionada pero toda esa emoción se convirtió en algo que yo no esperaba. El evento, desde el principio, estuvo mal organizado (por la agencia de interpretación, no por el cliente). La dirección del hotel estaba equivocada. No nos dieron los viáticos desde el principio y hubo miles de cambios a última hora. Además, los técnicos sentían que estaban a cargo del evento, de nosotras y de TODO lo que ocurriera en el hemisferio occidental, basicamente). Otro "detalle" fue que al no tener los textos hubo omisiones que al cliente no le gustaron. Desgraciadamente, una solicitud que inició como un: "quiero que mejore la calidad de la interpretación" derivó (por malos entendidos) en: "quiero cambio de intérpretes".
Es cierto que estos técnicos no tenían ni idea de cómo tratar a aquellos que caminamos erguidos, comemos con cubiertos y sabemos que 2+2 son 4... es más, un orangután hubiera tenido más tacto que ellos (y un aliento más fresco). Pero realmente no me ofendí, incluso cuando ellos mismos pidieron que la interpretación continuara (porque el cliente quería que siguieramos en el evento) tanto mi compañera como yo lo hicimos de manera impecable y me atrevo a decir que sin fallas.
Después, y por una confusión estúpida (es decir, por enseñarle a un intento de orangután cómo usar el nextel) ya venían en camino 4 intérpretes más y nosotras ya no teníamos ni habitación, ni textos, ni evento. Las cosas no terminaron tan mal para nosotras y aunque (repito) yo no me ofendí por el trato de los técnicos, sí minaron un poco mi seguridad como intérprete.
Afortunadamente, hoy tuve una interpretación con un francés maravilloso y muy simpático... es el fundador y presidente de una red social para profesionistas (http://www.viadeo.com/) y aunque fue una entrevista para radio y la cosa fue bastante sencilla, yo en un principio tenía miedo de volver a montarme en un caballo que hace unos días me había tirado. Al final, mi participación fue muy breve pero lo hice muy, muy bien, sin que la voz me temblara.
Sé que todos tenemos días malos pero en este caso yo me quedo con lo bueno, tomando nota de lo malo para que no vuelva a ocurrir y seguir haciendo lo que sé, lo que tanto me gusta y me hace feliz y hacerlo sin miedo.
Por cierto, la Princesa Aiko hoy ya regresó al colegio... y ya no tiene miedo.
La semana que acaba de terminar también estuvo llena de ansiedad para mí, de adrenalina y de alguna desilusión.
A media semana tuve la esperada reunión con mis sinodales y, el día de hoy, mi tesis es un sinónimo de cambios y más cambios.
Bueno, no hay que cambiarlo todo... pero sí hay mucho que hacer, arreglar, mover, leer, estudiar, preguntar y trabajar a la voz de YA (si quiero titularme antes de la Princesa Aiko llegue al trono, por ejemplo).
Tuve también una interpretación en acapulco. Tanto el tema de la interpretación como el salir de las traducciones para hacer de este tipo de viajes algo más rutinario, me tenían muy emocionada pero toda esa emoción se convirtió en algo que yo no esperaba. El evento, desde el principio, estuvo mal organizado (por la agencia de interpretación, no por el cliente). La dirección del hotel estaba equivocada. No nos dieron los viáticos desde el principio y hubo miles de cambios a última hora. Además, los técnicos sentían que estaban a cargo del evento, de nosotras y de TODO lo que ocurriera en el hemisferio occidental, basicamente). Otro "detalle" fue que al no tener los textos hubo omisiones que al cliente no le gustaron. Desgraciadamente, una solicitud que inició como un: "quiero que mejore la calidad de la interpretación" derivó (por malos entendidos) en: "quiero cambio de intérpretes".
Es cierto que estos técnicos no tenían ni idea de cómo tratar a aquellos que caminamos erguidos, comemos con cubiertos y sabemos que 2+2 son 4... es más, un orangután hubiera tenido más tacto que ellos (y un aliento más fresco). Pero realmente no me ofendí, incluso cuando ellos mismos pidieron que la interpretación continuara (porque el cliente quería que siguieramos en el evento) tanto mi compañera como yo lo hicimos de manera impecable y me atrevo a decir que sin fallas.
Después, y por una confusión estúpida (es decir, por enseñarle a un intento de orangután cómo usar el nextel) ya venían en camino 4 intérpretes más y nosotras ya no teníamos ni habitación, ni textos, ni evento. Las cosas no terminaron tan mal para nosotras y aunque (repito) yo no me ofendí por el trato de los técnicos, sí minaron un poco mi seguridad como intérprete.
Afortunadamente, hoy tuve una interpretación con un francés maravilloso y muy simpático... es el fundador y presidente de una red social para profesionistas (http://www.viadeo.com/) y aunque fue una entrevista para radio y la cosa fue bastante sencilla, yo en un principio tenía miedo de volver a montarme en un caballo que hace unos días me había tirado. Al final, mi participación fue muy breve pero lo hice muy, muy bien, sin que la voz me temblara.
Sé que todos tenemos días malos pero en este caso yo me quedo con lo bueno, tomando nota de lo malo para que no vuelva a ocurrir y seguir haciendo lo que sé, lo que tanto me gusta y me hace feliz y hacerlo sin miedo.
Por cierto, la Princesa Aiko hoy ya regresó al colegio... y ya no tiene miedo.
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