miércoles, 31 de diciembre de 2008
Adiós 2008...
En vista de que me das... la espalda, pues habrá que fluir y soltarte: dejar que te vayas despacito, sin dolor.
Gracias por tantas cosas maravillosas: por la gente, los lugares, las risas por montones y tantísimas sorpresas que trajiste.
Hubo algo de miedo, algo más de ansiedad pero un poco de ambos se va contigo.
En el marcador final, la alegría, la música, las paletas, los amigos, el cariño, la familia, las cosquillas, los abrazos y un largo etcétera le ganaron a las tristezas... y por mucho.
Este año, mi lista es de tres deseos:
1) Relajarme...
2) Vivir sin miedo que, aunque es normal, también se puede ser feliz sin sentirlo...
3) Y que sea lo que Dios quiera.
Ya dije
P.S. Bueno, ya... un deseo más: aprender y aprender mucho.
domingo, 28 de diciembre de 2008
"...y no de otra manera"
topacio o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece
y lleva dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño."
Soneto XVII - Pablo Neruda
viernes, 26 de diciembre de 2008
We all stand together
Hoy, literalmente, de camino a "la laguna" y gracias a mi tesoro, recordé esta canción.
El video me trae muchos recuerdos de cuando era niña, porque me parece que la barra de caricaturas iniciaba a las 3 y este video servía como "cortinilla" para inaugurar la hora en que los niños podíamos ver la televisión (porque claro, antes no había Cartoon Network y MENOS Jetix, así que las caricaturas, para quienes no teníamos "cable", eran un ratito de la tarde y nada más)
Pues ahora mismo, al ver "las ranitas del 5" recordé esa época, cómo me peinaba mi mamá, mi sonrisa con brackets (seguro), el colegio al que íba, el "jumper" que usaba como uniforme, los sabores, los olores y hasta lo que sentía al sentarme en el sillón de casa de mi abuela y escuchar el "croack-croack" de cuando el coro empezaba a entonar.
Muchas cosas (del video y de esa época) las tenía olvidadas... de otras, me acuerdo como si las hubiera visto ayer: las luciérnagas que bailan y mueven sus colitas, los gatos negros (a los que mandan a callar), las ranas enamoradas con ojitos de corazón, el pez dorado que se siente Pavarotti y los lirios acuáticos que resultan ser las coronas de los "Príncipes Batracios", todo un cuento de hadas.
Fue relativamente hace muy poco que me enteré de que la composición es de Paul McCartney, así que ahí hay otra razón para que me guste este canto a cargo "del lado de la familia que sí sabe cantar".
Yo creo que es una buena época para compartir, sobre todo este tipo de cursilerías que a mí ¡cómo me encantan! y para recordar (por qué no) que las cosas buenas no hay que olvidarlas nunca.
Ya dije...
jueves, 18 de diciembre de 2008
Deseos de cosas imposibles
"Sé que todas las personas guardan profundas añoranzas con respecto a diversos momentos de su vida, su juventud o su infancia.
Es un secreto tan bien guardado que, en muchas ocasiones, ni quienes lo cargan lo saben. Es decir, ni quienes desearían volver por un instante a tal tarde o tal mañana en su propia vida, son consciente de hasta qué punto desean eso. Saben con tanta certeza de que no es posible, que ignoran que aún sabiendo que es imposible, lo desean.
Y es que las leyes del deseo son otras.
Ni siquiera la de desear imposibles, sino, mucho más sencillamente: es posible desear algo imposible.
Por ejemplo: si deseáramos volar una noche, encima de nuestra ciudad o nuestro pueblo, sin aviones ni máquinas, simplemente volar una noche, solos o de la mano de alguien, volar, y aún sabiendo que es imposible, nos permitimos desearlo, ocurre que nos enteramos de algo que nos gustaría. Y eso es como una pregunta, y no hay que acallar ninguna pregunta.
-Fíjate que a mí me gustaría volar una noche sobre mi pueblo.
-¿Cómo las brujas?
-Pues, como los pájaros, o sí, también, como las brujas.
-¿Y por qué?
-Porque es hermoso, por curiosidad,
porque me da placer.
-A mí no (dice la otra persona) a mí
me gustaría ser invisible.
Y es que ocurre que no todas las personas deseamos las mismas cosas imposibles.
No es lo mismo el que desearía volar de noche, que el que desearía ser invisible. Y he ahí que hasta en eso somos diferentes.
Todos, aún quienes son tan realistas que no se lo confiesan a sí mismos, que no pueden reconocerlo, que son tan realistas que ni toleran hablar de eso que les gustaría tanto pues saben que es imposible, aún ellos anhelan algunos momentos de su vida.
Pienso que uno debería ser un niño pequeño, al menos una vez por semana.
¿Cuán pequeño?
Tanto como cuando lloras de impotencia ante algo que escapa a tu control.
Sea lo que sea...
Tanto como cuando sientes placer y protección como si te sostuvieran en brazos.
Uno debería ser una persona madura, al menos una vez por semana, tanto como cuando te toca dar consuelo o sostén, tomar las riendas en tus manos, o disfrutar plena y poderosamente...
al menos una vez por semana.
Y un anciano también, que se aparta dulcemente, que ya cumplió con todas las labores y disfruta de su propia obra incluso con algo de desprendimiento. También, al menos, una vez por semana.
Más también, menos también;
pero no: siempre menos,
pero no: siempre más.”
Luis Pescetti
P.S. Un grande, grandísimo abrazo para "el poeta que (por el momento) trabaja en un banco" ...y que hoy cumple años.